5.2.08

Orígenes


Los carnavales fueron desde su inicio una fiesta popular. Precisamente nada incluía alguna organización por parte de las autoridades de las ciudades o los pueblos. Sólo era estipulada por los ancianos.
Simplemente se festejaba –como hace unas semanas le contaba a Kolo y Casandra- como fiesta previa a la cuarentena (cuaresma) en la que sí estaba estipulada por las autoridades, religiosas en este caso, la prohibición de comer carne... de comerla en el amplio sentido.
Se efectuaban durante 4 o 5 días previos al miércoles de ceniza, el primer día de la cuaresma, y terminado el lapso de 40 días, se festejaba, curiosamente comiendo carne, la pascua, tal como se festeja actualmente.
Los carnavales eran fiestas grossas, donde todo, incluido comer carne, estaba permitido.
Todo.

Estas fiestas populares –o paganas- eran necesarias para la expansión social del grupo humano. O sea, se podía conocer personas de otros pueblos y a partir de ello, generar intercambio, con el cumplimiento del ritual del matrimonio, y expandir la cadena evolutiva.
Claro! Es más que razonable. Los antiguos pueblos, a la larga tenían mayoría de habitantes de la misma sangre. Primos, hermanastros, tíos...y de no haber intercambio con habitantes de pueblos vecinos, el peligro de no renovar la sangre para las futuras generaciones podía caer en la desaparición del grupo humano. La co sanguineidad era un factor preocupante a la hora de los nacimientos. Y si no existía el intercambio con generaciones ajenas al grupo sanguíneo, la continuidad podía verse disuelta por la aparición de males congénitos que las relaciones entre parientes acarreaban.
Por ese motivo se generaban a lo largo del año varias fiestas, cuyo principal fin no era el festejo, sino la expansión y enriquecimiento a partir de la diversificación de los genes.

Mis padres se conocieron durante un baile de carnaval, hace muchos años, cuando no había boliches ni lugares para un constante cachondeo entre la juventud, y gran parte de la vida social se refrescaba en clubes barriales. Bailes donde las chicas eran acompañadas por sus madres, o tías un poco más permisivas. Y los muchachos simplemente iban a tomar alguna cerveza, (raramente cayendo abrazados a algún árbol o mas raramente terminando pateando tachos de basura por la borrachera. No se si estaba bien o mal, simplemente sucedía así. Podría discrepar con Jorge Manrique acerca de su frase de que “todo tiempo por pasado fue mejor”, pero no viene al caso).
Y conocer chicas, con las que sólo podían bailar un par de temas y luego quedar en verse al día siguiente en alguna plaza o parque.

Hoy, la diversificación esta casi garantizada.
Pero, personalmente, extraño la diversión que para mí significaban los carnavales cuando era chico, aunque suene Manriquesco, a pesar que no tenía edad para desenfrenos ni libertades para erradicar abstinencias.
Aún así los disfrutaba.