27.3.08

Abril vendrá..

Se pueden decir muchas cosas cuando termina marzo.
Casi la mayoría tiene que ver con el inicio del otoño,
otras no.
Los abriles suelen ser merecedores de ser visitados
al menos de vez en cuando.
Pero todo Abril tiene un sabor particular,
un sabor completamente distinto al resto de sus congéneres,
independientemente que cada uno tenga un sabor particular
los Abriles suelen ser muy distintos.
Algo que pasa desapercibido para cualquier transeúnte apresurado
tiene su vigencia dentro de un Abril.
Los días tienen la duración exacta,
las noches se duermen mansas antes de la salida del sol.
Cada hora tiene el particular aroma de ser infranqueable
y eterna.

Un Abril no es para nacer,
sino para disfrutar luego de haber nacido.
Tampoco es para despedidas,
para eso están los julios, los noviembres.
Los mayos insípidos.
Tampoco es para adormilarse mansamente bajo la copa de los árboles,
para eso están los febreros.
O los octubres.
Indistintamente de la estación del año que tengan que transitar.
Pero un Abril acá o en el otro extremo del mundo
siempre tiene reminiscencias de nuez moscada
y maderas estacionadas.
Y se desliza reptando silencioso
dejando el leve susurrar de su voz
que se comenzará a extrañar nuevamente
a partir de cualquier agosto.