2.8.08

Escala de grises


Dicen que algunos animales sólo ven en escala de grises. El perro es uno.
Bah, dicen, pero lo cierto es que ninguno de ellos pudo dar testimonio de tal característica.
Si lo dieran dirían “ yo sólo veo las cosas como son” o algo parecido.
“Yo sólo veo cosas más oscuras o más claras...”
Mmm, interesante punto de vista.
O sea, dirían que ven cosas más oscuras que otras, o más claras que las demás.
Eso implica tener un parámetro. Un parámetro para decir por ejemplo “ un hueso sin rastros de carne es más blanco que uno con alguna brizna de carne incrustada..”
O “ el cielo durante algunas horas se pone más oscuro que en otro momento donde el sol entibia mi hocico..”

Entonces, ver cosas “más oscuras o más claras que...” significa tener una medición, una calibración desde la cual se categoriza al resto de las cosas.
Ponele que se lo llame un gris medio. Ponele.

Obviamente es probable que ese gris medio difiera de un animal a otro. O no.
Si todos los animales que sólo ven en escala de grises tuvieran el mismo gris medio, de alguna manera habría un entendimiento entre ellos, el suficiente para no crear discrepancias demasiado enfervorizadas.
Todos verían que, por ejemplo, una noche es más oscura que el día, o que un hueso demasiado blanco no merece siquiera la molestia de detenerse a olerlo.

Los humanos vemos en colores. Al menos eso creemos.
Digamos que vemos en la suficiente variación del espectro de luz como para poder discernir entre algo que, además de ser “más oscuro o más claro que..” también puede mostrarnos intensidades y variaciones.
Entonces no solo evaluemos las cosas como “más oscuras o más claras que..” sino que también notamos las diferencias inconciliables entre por ejemplo un hueso y el sol. O entre un cielo de madrugada y una mirada oscura.
Quizá el hecho de ver en colores nos hubiese complicado entendernos. Hay muchas más disparidades que únicamente “más oscuro o más claro que...”.
Claro que hay más riqueza de contenido pero...

Posiblemente nuestros ojos hayan evolucionado a un ritmo distinto que el resto de nuestros órganos.
El corazón ponele. O eso que se estruja cuando no nos habita la tibieza del entendimiento con otro humano. Otro humano que merezca ubicarse muy cerca del “gris medio”.
Quizá tendríamos que volver a ver sólo grises para no estar tan alejados de aquellos que no lo ameritan, o para saber mantener la distancia respecto a aquellos que, simplemente, son “más oscuros o más claros que...”