Los Re naceres no existen.
Hay, quizá, la posibilidad de Re comenzar eventos, situaciones, instancias claves.
Re iniciar algo concreto con Re novadas ganas, pero de ahí a saltar a la romántica definición de Re nacer hay un trecho largo. Tanto que prácticamente es imposible Re correrlo.
Los Re naceres no existen ni siquiera para el ave Fénix, que es sólo un mito y nunca existió, aunque se pueda insistir en que al principio de todo, cuando Adán y Eva fueron echados del paraíso, el único animal que no probó de la fruta prohibida fue ese pájaro, que por un error el ángel encargado de desalojar el recinto le incendió el nido y al pájaro mismo, al que después se le dio la gracia de volver a Re nacer de sus cenizas.
Por lo tanto, al iniciarse un nuevo año (sigamos siendo escépticos y pensemos que un año nuevo se puede empezar cuando Re almente uno quiere, sea el 14 de Mayo o el 23 de Septiembre) no se Re comienza nada, sino simplemente se continua haciendo lo anterior.
Claro, se pueden Re cargar las baterías en vacaciones y pensar que se Re inicia el año con ímpetus Re novados, pero... es una mentira.
Continuamos encontrando las medias que quedaron olvidadas debajo de la cama el año anterior, porque nunca desaparecieron de ahí.
Continuamos Re corriendo las mismas veredas cada mañana para llegar al mismo lugar al que hemos llegado cada mañana del año anterior.
Tampoco es para pensar que nada cambia. Obvio que sí, las cosas cambian independientemente del calendario, o haciendo caso omiso de él. No olvidemos que el calendario es un invento romano (y humano, con esa costumbre de catalogar, medir y estipular cada situación para que nada, pero nada de nada quede resuelto por el azar), y como tal, factible de ser sospechosamente impreciso.Y estos cambios, que posiblemente (y dije “posiblemente” y no “seguramente”) suceden por un encadenamiento de acontecimientos anteriores que a simple vista, quizá, nada tenían que ver con este cambio en particular (efecto mariposa?) se debieron a una continuidad de la vida, y no a un Re nacer.
Hay, quizá, la posibilidad de Re comenzar eventos, situaciones, instancias claves.
Re iniciar algo concreto con Re novadas ganas, pero de ahí a saltar a la romántica definición de Re nacer hay un trecho largo. Tanto que prácticamente es imposible Re correrlo.
Los Re naceres no existen ni siquiera para el ave Fénix, que es sólo un mito y nunca existió, aunque se pueda insistir en que al principio de todo, cuando Adán y Eva fueron echados del paraíso, el único animal que no probó de la fruta prohibida fue ese pájaro, que por un error el ángel encargado de desalojar el recinto le incendió el nido y al pájaro mismo, al que después se le dio la gracia de volver a Re nacer de sus cenizas.
Por lo tanto, al iniciarse un nuevo año (sigamos siendo escépticos y pensemos que un año nuevo se puede empezar cuando Re almente uno quiere, sea el 14 de Mayo o el 23 de Septiembre) no se Re comienza nada, sino simplemente se continua haciendo lo anterior.
Claro, se pueden Re cargar las baterías en vacaciones y pensar que se Re inicia el año con ímpetus Re novados, pero... es una mentira.
Continuamos encontrando las medias que quedaron olvidadas debajo de la cama el año anterior, porque nunca desaparecieron de ahí.
Continuamos Re corriendo las mismas veredas cada mañana para llegar al mismo lugar al que hemos llegado cada mañana del año anterior.
Tampoco es para pensar que nada cambia. Obvio que sí, las cosas cambian independientemente del calendario, o haciendo caso omiso de él. No olvidemos que el calendario es un invento romano (y humano, con esa costumbre de catalogar, medir y estipular cada situación para que nada, pero nada de nada quede resuelto por el azar), y como tal, factible de ser sospechosamente impreciso.Y estos cambios, que posiblemente (y dije “posiblemente” y no “seguramente”) suceden por un encadenamiento de acontecimientos anteriores que a simple vista, quizá, nada tenían que ver con este cambio en particular (efecto mariposa?) se debieron a una continuidad de la vida, y no a un Re nacer.
(por cierto, yo no recomiendo pelis, así que ver -y degustar- la película homónima corre por cuenta del lector)