Para querer salirte del sistema, querido, primero tenés que estar metido en él.
Hay una distinción entre hacerse el rebelde escribiendo como a uno se le canta, ignorando cual es la escritura correcta, que saberla, y a partir de allí romper las reglas.
En definitiva, los grandes revolucionarios del mundo no sólo lo fueron por transgredir las normas, sino porque tuvieron los suficientes conocimientos como para percatarse de cual era la norma.