16.5.07

No sabía. Y no herí a nadie por ello. Entonces!?

Sí, lo se. Soy un colgado.
A veces, hasta mi propia sombra me pierde de vista.
Y no quepan dudas: no lo hago por placer.
De hecho en muchas, muchísimas oportunidades me puteo por ello.
Sobre todo cuando recamino los pasos andados y miro.
Pero... es parte de mí. Si lo evitara, no me sentiría bien conmigo.
No, no es una costumbre, es una forma de proceder.
Quién sabe en qué par genético lo tengo acuñado.

Pero, llegar a Constitución, y buscar la boletería. Ver que estaba en remodelación, mirar para todos lados buscando alguna oficina precaria que oficiara de boletería.
Llegar a preguntarle a un policía... "dónde están las boleterías?"
Para anoticiarme más tarde que ayer hubo un quilombo (justificado posiblemente, aunque fuera violento -a veces la violencia tiene raíces que rozan la justicia-), del cual yo estaba TOTALmente ajeno, me perpleja.
Sí, ok. No hay una imperiosa obligación de tener al día el acontecer del mundo.
O del país. O de la ciudad en la que vivo. Ni siquiera del edificio en que duermo 7 horas por día.
No, no prendo la tv, y a veces pasan días hasta que acepte encenderla.
Tampoco escucho la radio, al menos a la mañana. No me interesa, en el momento en que aún sigo pensando en los retazos de sueños de anoche, deshacerme tan bruscamente de mí, para el único regocijo de “estar al tanto”.
Pero sí, no me había enterado, así volaran con la aviación la estación de tren... no sabía!
Y las opiniones al respecto que me espetaron en la cara, me las olvidé en el mismo momento que las oí.
En realidad no las escucho, cosa normal.
Es parte del ruido externo. A veces todo, todo lo demás es ruido. Y tengo una íntima sospecha que algunos ruidos externos tienen un color insidiosamente parecido a la inutilidad estúpida.